Traducción del artículo publicado por la BBC.

Por Linda Pressly
BBC World Service, Assignement

¿Podrían los plagicidas – su uso y abuso – aumentar los niveles de cáncer y defectos de nacimiento? Se trata de una pregunta formulada por el vasto cinturón de Argentina donde crecen los cultivos transgénicos. En Chaco, el Ministro de Salud Pública quiere una comisión independiente para investigar una creciente crisis sanitaria.

En un día caluroso y calmo, el zumbido de un pequeño avión distante es apenas audible. “Están fumigando por todas partes con los aviones”, dice Carlos Fria que está comprando frutas y hortalizas en Avia Terai. Esta pequeña comunidad rural se encuentra en el mismísimo centro del Chaco, la provincia norteña llana y extensa que tiene límite con Paraguay.

Carlos vive cerca de Avia Terai, y dice que los están rociando los agroquímicos cerca de su casa, contraviniendo las leyes locales. “Si el viento cambia, los agroquímicos entran en la casa. Mi tío acaba de morir de cáncer. Mi esposa también falleció de cáncer. Ahora muchas, muchas personas están muriendo de cáncer – esto no pasaba antes,” dice.

El cáncer es cada vez más común en todas partes. ¿Podría la experiencia de Carlos ser parte de la vida en el mundo moderno? Él no lo cree así. “En mi opinión, esto tiene que ver con el veneno que ponen en los campos.”

Chaco fue una vez famoso por su algodón. El ganado vacuno cubría las planicies interminables. Ahora la soja domina el paisaje. Argentina se ha convertido en uno de los mayores productores mundiales de soja transgénica, con unos 20 millones de hectáreas cultivadas. Es el principal producto de exportación del país.

La revolución de la biotecnología en la agricultura comenzó a transformar Argentina a mediados de la década de 1990. Y son los agroquímicos que apoyan los cultivos lo que más preocupa a la gente.

En la investigación local, publicada en 2012, de los encuestados en Avia Terai, casi un tercio dijo que alguien de la familia tuvo cáncer en los últimos 10 años. En comparación, en una de las comunidades ganaderas del Chaco, sólo el 3% de los encuestados dijeron que tenían un familiar con cáncer.

Una de las autoras del informe fue la doctora María del Carmen Seveso, que estaba a cargo de cuidados intensivos en un hospital de la cercana ciudad de Presidencia Roque Saenz Peña, antes de retirarse. Ella dice que refleja su propia experiencia de un aumento en los pacientes con tumores agresivos. Hace aproximadamente una década se dio cuenta de algo más también, un aumento en el número de mujeres embarazadas con preeclampsia, una condición potencialmente mortal.

“Hemos visto 20 casos en cinco años. Después en 2006, tuvimos 20 mujeres sólo en aquel año. En 2007, la cifra aumentó de nuevo. Ese fue el año en que fumigaron la tierra con agroquímicos más intensamente, y se sembró mayor cantidad de soja aquí. Luego, el médico a cargo de los servicios neonatales en el hospital me dio algunos datos que mostraron que alrededor del 3,5% de los recién nacidos en el hospital tenía defectos de nacimiento. Dijo que la cifra más habitual sería de alrededor de 1%”.

El Dr. Raúl Horacio Lucero, jefe de biología molecular en la Universidad Nacional del Nordeste en el Chaco, también recogió datos sobre los niños con discapacidad que comenzaron a llegarle en la década de 1990.

“Estoy hablando de todo tipo de discapacidad – a algunos le faltaban extremidades, otros tenían aberraciones de sus órganos sexuales,” dice.

“Yo no vi ninguna alteración a nivel cromosómico, así que entonces comencé preguntando a las madres. Lo que todas tenían en común era que habían estado expuestas a los agroquímicos.”
Pero ninguna de estas observaciones equivale a una prueba científica.

El informe de Seveso, en base a cuestionarios y pruebas anecdóticas de la población local, como Carlos, es un largo camino para establecer una relación causal entre los agroquímicos y el cáncer. Y no está claro a qué pesticidas las mujeres fueron expuestas.

Podría haber otras posibles razones para el aparente aumento de casos de eclampsia y malformaciones al nacer, tal vez más mujeres con embarazos problemáticos estaban siendo atendidas en los hospitales, o más bebés enfermos fueron sobreviviendo. Los problemas de salud también podrían ser explicados, los científicos han sugerido los productos químicos para el hogar, el arsénico en el agua, o metales pesados en el suelo. Nadie lo sabe.

Mientras tanto, los productores de agroquímicos dicen que se ha comprobado científicamente que no es cancerígeno, o que puedan afectar a la reproducción o el desarrollo.

Pero esto no ha detenido el debate en la Argentina.
El herbicida más utilizado en el país es el glifosato. Es el herbicida de más venta en el mundo, y fue desarrollado en la década de 1970 por la gigante multinacional Monsanto. Ahora es producido por muchas empresas, y aprobado como seguro por las agencias reguladoras en todo el mundo, incluso en los EE.UU. y Europa.

La soja transgénica es resistente al glifosato, por lo que cuando se aplica a los cultivos, mata solamente las malas hierbas y no las plantas de soja.

Uno de los científicos más eminentes de la Argentina, el Dr. Andrés Carrasco, de la Universidad de Buenos Aires, realizó estudios y expuso embriones de rana y de pollos a la formulación comercial de glifosato de Monsanto, llamado Roundup.

“Se diluyó la formulación 5.000 veces, y algunos de los embriones murieron y algunos de ellos se convirtieron con formato incorrecto. Decidí inyectar glifosato puro en embriones y tuvimos el mismo resultado.”

Las malformaciones afectaron las regiones del corazón y la cabeza. Eran similares, dice el Dr. Carrasco, a algunos de los defectos que han aparecido en los niños en el cinturón agrícola de GM

“No se puede relacionar ambas cosas juntas a fin de conocer la causa de estas malformaciones en los niños, ya que tienes que hacer un experimento con niños y eso no es posible”, continúa. “Pero es una luz roja para decir que debemos mirar los problemas de salud en el territorio en el que estamos utilizando estos tóxicos.”

Los hallazgos del Dr. Carrasco, publicados en 2010, siguen siendo controvertidas. Monsanto los rechaza.
“El estudio del Dr. Carrasco es refutado por muchos otros científicos, así como por nosotros”, dice Luiz Beling, presidente de Monsanto para la región sur de América Latina.

“No estábamos sorprendidos por los resultados dada la metodología utilizada. Los embriones no son la mejor manera de probar la eficacia de los productos y el impacto en la salud humana. La mejor manera de hacerlo es utilizar animales vivos.

Tenemos un conjunto de datos robustos que muestran que el producto es muy seguro. No hay evidencia de que si se utiliza correctamente, el glifosato cause ningún daño a la salud de un ser humano.

“Creo que la oportunidad que tenemos como industria es ¿cómo nos aseguramos de que la regulación está en su lugar y se aplica de tal manera que los productores utilizen los productos de la manera correcta?”.

A través del cinturón GM (genéticamente modificado) la gente se queja de que no son respetadas las leyes que regulan cuán cerca a las comunidades se permite fumigar los granos. También hay informes de familias que usan contenedores de agroquímicos vacíos para guardar agua en su casa.

Cerca de Leones, en lo profundo del campo sojero de la Provincia de Córdoba, el campo de 1200 hectáreas de Alejandro Ferrero, ha sido de la familia desde 1921, Alrededor de 700 hectáreas son de soja – un mar beige dorado listo para cosechar. Ferrero abrazó la tecnología transgénica justo al comienzo de la revolución biotecnológica, y gracias sólo a la soja, tuvo un aumento de ganancias del 40-50%. No cree en las afirmaciones de la conexión entre los agroquímicos y los problemas de salud.

“Pienso que no hay estudios científicos serios para probar esto. Hay una tendencia a culpar a la soja y a los cultivos transgénicos de muchas cosas malas- Es político. Pero hasta que no vea estudios científicos serios, continuaré usando estos químicos. Por otro lado, soy consciente de que son químicos y hay que utilizarlos con responsabilidad.”

Ferrero dice que ha reducido la cantidad de agroquímicos que aplica a sus cultivos a lo largo de los últimos 20 años. Pero a lo largo de Argentina, su uso se ha incrementado 8 veces desde el principio de 1990 a más de 300 millones de litros por año.

Lo que ha pasado es que los yuyos se han vuelto resistentes, por lo que las sustancias químicas se mezclan o se usan en concentraciones mayores. O los agricultores simplemente no entienden o siguen las instrucciones adecuadamente.

Uno de los primeros argumentos usados para promover la introducción de agricultura modificada genéticamente fue que la carga de agroquímicos usados podría caer. Por lo tanto dados los niveles de herbicidas y pesticidas que se usan en Argentina, ¿está cayendo el uso de tecnología de los transgénicos? No de acuerdo a Luiz Beling de Monsanto.

“Se produjeron en Argentina 35 millones de toneladas de granos en 1990, comparado con cerca de 100 millones ahora. Eso es un enorme crecimiento – triplicar la cantidad de grano producido. Si, la cantidad de químicos usados ha ido creciendo. Pero de lo que nadie habla es del nivel de toxicidad. Antes de 1995 el nivel de toxicidad de los productos era mucho más alta. Y con la llegada de Roundup y el glyphosato – un producto muy seguro de baja toxicidad, el nivel de toxicidad ha bajado mucho.

¿Cuál es el punto de vista del gobierno en este debate en Argentina? Todos los ministros de Salud, Agricultura y Tecnología han declinado los pedidos de una entrevista.

En Avia Terai, Viviana Perez escucha el zumbido de un avión liviano que pasa, en su camino a fumigar los campos.
Sentada en su silla de ruedas próxima a Viviana en su pequeño jardín delantero, está su hija de 14 años, Nadia.

“No hay remedios para mi hija. Los doctores me dicen que la causa de su enfermedad fue en parte genética, pero que también los agroquímicos tuvieron gran influencia,” dice Viviana.

La enfermedad de Nadia es progresiva.

“Me encantaría que mi hija tuviera la misma capacidad que tenía antes – ser capaz de caminar y de hablarme.”

No hay evidencia para probar que la enfermedad de Nadia se desarrolló como resultado de la exposición de su madre a la fumigación de granos. En el Chaco, el Ministro local de Salud Pública, Antonio Morante, un médico que nació en Avia Terai, responde a las preocupaciones de los lugareños como Viviana. El quiere encargar un estudio de salud independiente en la provincia.

“Queremos que venga alguien de afuera y lleve a cabo un análisis exhaustivo de todos estos casos. Como doctor, como ministro y como chaqueño, estoy preocupado de las mujeres jóvenes están teniendo abortos espontáneos recurrentes, y chicos nacen on deformidades, que son muchos ejemplos de cáncer. Pero también tenemos muchos casos en áreas donde no usan agroquímicos. Por lo tanto debemos tratar esto con rigor científico – eso es lo que estaremos haciendo este año.”


(El Dr. Andrés Carrasco habló con la BBC en Buenos Aires – su fallecimiento fue anunciado en Argentina el Sábado 10 de mayo de 2014).

TRADUCCION no oficial  POR JORGE JAGOE